Es de suma importancia que como propietario te eduques e investigues antes de llevar una compañía a tu mascota. En este blog aprenderás los pasos a seguir para conseguir una socialización exitosa.

Una vez que tenemos un conejito en casa, ya no nos imaginamos la vida sin él.  Son limpios, inteligentes, cariñosos, y por sobre todo, tiernos. Luego de enamorarnos de nuestro primer cone, puede ocurrir que comencemos a pensar en traer un compañero o compañera para nuestro orejón a casa.

Lo primero que debemos considerar, es que sean del sexo que sean, ambos conejitos deberán estar esterilizados.  Entre machos sin castrar ocurrirán peleas por territorio, y también entre hembras.  Y claro, si juntamos un macho y una hembra donde uno de los dos o ambos no estén esterilizados… ya sabemos lo que podría pasar.  Independiente de la raza o sexo que elijamos, lo ideal es que sean de edades y tamaño similares, y por supuesto, que nuestro veterinario de confianza haya revisado la salud del nuevo integrante antes de llevarlo a casa.  Tip:  Generalmente funciona mejor reunir a un macho y una hembra que ejemplares del mismo sexo.

Todos necesitamos conocernos antes de aceptarnos, y más aún, vivir juntos.  Los conejos no son la excepción.  Nuestra mascota ya existente pasará de ser el protagonista a convertirse en una suerte de “hermano mayor”.  No esperemos que la simpatía entre ambos surja de inmediato, ni tampoco nos arriesguemos a acercarlos demasiado rápido, es un proceso, y como tal, hay etapas que deberán cumplirse para que sea exitoso.

Si al conejo «antiguo»  lo catalogamos como pacífico, podemos probar acercar a ambos paulatinamente, en un lugar “neutral” de nuestra casa.  Por ningún motivo en el mismo lugar que nuestro primer conejito identifica como suyo (donde está su lugar favorito de dormir, donde suele comer o donde tiene su esquina).  Buscaremos un lugar de la casa donde nuestro primer peque no suela pasar la mayor parte del tiempo y los tendremos juntos por un corto período de tiempo, y siempre, pero siempre… donde nuestros ojos los vean.  Si este primer acercamiento resultó en algún tipo de agresión, retrocedamos un paso y cambiemos la estrategia (¡Ojo!, si se inició una pelea, no los separes con tus manos, utiliza un spray con agua)

Al nuevo miembro le asignaremos un espacio en casa separado del otro por ahora, donde no puedan tocarse, pero que sí puedan verse y olerse (una reja que divida el espacio es lo ideal). Posteriormente, intercambiaremos sus espacios, para que conozcan el olor y la “marca” del otro.  Pasará que ambos comenzarán a marcar el espacio del otro, y con ello, a aceptar que ambas marcas coexistan juntas. Esto por un par de días hasta que ambos ya reconozcan el olor del otro.  Luego, volvemos a intentar acercarlos en un espacio neutro, observando en todo momento el comportamiento de ambos.  Quizás si vemos que no se agreden pensemos que es momento de dar el proceso por terminado y dejarlos juntos…pero es preferible esperar un poco más, repitamos la rutina por un par de días, alargando el tiempo que permanecen juntos cada vez, hasta ver que ambos conejos se sienten totalmente cómodos en presencia del otro. No olvides que por sobre todo, el proceso requerirá tiempo, paciencia, y muuuuuucho amor.

Por Déborah Espinoza

Blogger de Bunny Lovers

Categorías: Bunny Blogger

1 comentario

Eduardo Machado · 20 marzo, 2022 a las 17:02

Gracias!!!

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