- Te invitamos a conocer cómo fue la esterilización de Óreo, una linda conejita que tuvo que superar algunos inconvenientes para recuperarse totalmente.
Cuando llegó Óreo a nuestro hogar contaba con sólo un mes de vida. En ese momento ni yo ni mis familiares teníamos conocimiento acerca de las necesidades que tenía un conejo, y por ese motivo empecé a investigar acerca de esta maravillosa especie y me encontré con Bunny Lovers Chile. Gracias esta Fundación hallé una lista de veterinarios exóticos y así pude llevar a mi regalona a Exzootic Vet, donde le hicieron los controles de rutina y me explicaron todo cómo cuidar correctamente a nuestra mascota.
Cuando Óreo tenía aproximadamente un año y medio decidimos esterilizarla por sugerencia de los especialistas ya que las hembras tienen altas probabilidades de desarrollar tumores uterinos y además la operación le ayudaría a mejorar su comportamiento. Antes de la intervención orinaba en todas partes: mi cama, el sillón y también nos rociaba con su pipí para marcarnos. Ese comportamiento es típico cuando alcanzan su madurez sexual y al esterilizarla iba a ser más fácil enseñarle a hacer sus necesidades en un solo lugar.
Una vez realizados los exámenes previos, agendamos una fecha. El día de su cirugía estaba muy nerviosa porque tuve que firmar un documento donde aseguraba estar de acuerdo a que le aplicaran anestesia, pero al saber que es parte del procedimiento me quedé más tranquila.
Afortunadamente la operación fue un éxito. Aunque mi guatona pasó esa noche en la clínica veterinaria le dieron de alta al día siguiente. Todos l@s am@s tenemos que saber que los cuidados post operatorios son muy importantes para que tu bunny tenga una recuperación satisfactoria.
Los cuidados postoperatorios
Ya en casa se complicó la situación. Debía limpiar su herida, darle la medicación y Critical Care, este último solo en caso de que ella no comiera por su propia cuenta. Justamente ese fue el problema: de repente ingería un poco de heno, mordisqueaba unas verduras y nada más. Así que para alimentarla utilizamos la técnica de envolverla como burrito con una toalla, pero ella sabía lo que iba a suceder y peleaba para evitarlo. A pesar de ser un proceso muy difícil, logramos nuestro objetivo.
Debido a que sus heces eran pequeñas, deformes y tenían una pegajosidad blanca, me mantenía siempre en contacto con la veterinaria, quien me indicó que lo importante era que siempre defecara.
A la semana de la cirugía tuvo el control post operatorio, donde revisaron su incisión y notaron que había bajado un poco de peso. Para este momento se suponía que ya estaba recuperada por lo que volvimos a casa con toda tranquilidad. Pasado un día y medio mi peque presentó un intenso dolor, aún no recuperaba el apetito y su estómago sonaba de una forma poco habitual.
Como una mamineja responsable me preocupé en averiguar sobre el cuidado de los conejos recién intervenidos quiríurgicamente y me di cuenta que muchos se recuperaban con rapidez y no entendía por qué era tan difícil con ella. En un determinado momento me arrepentí de haberla sometido a esta operación, quería retroceder el tiempo y que dejara de sufrir.
Un miércoles por la noche Óreo estaba debajo de mi escritorio acurrucada como bolita sin moverse y escuchaba cómo hacía rechinar sus dientes. Ahí supe que los conejos emiten este sonido para demostrar que sienten dolor.
Muy temprano en la mañana la llevé a la veterinaria explicando la situación. Así fue como mi bebé quedó hospitalizada por dos noches bajo la supervisión de los médicos, quienes lograron su total recuperación. Me contaron que mi mascota ante cualquier tratamiento reaccionaba de una manera arisca, sin embargo superaron esta dificultad y por eso estoy muy agradecida con ellos.
Ya se va a cumplir un año de su esterilización y estamos mucho mejor. Aprendí que es fundamental estar preparado y confiar en los especialistas.
Ahora entiendo que fue una buena decisión haberla operado porque mi conejita tiene más probabilidades de tener una vida más sana y larga junto a mí. ¡Ah! Y ya sabe dónde debe hacer pipí.
Por Constanza Barrios
Bloguera Bunny Lovers.
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